A veces se puede tener la impresión de que hay gobernantes que su éxito político se les ha subido a la cabeza. Sus actitudes son muy altivas y, desgraciadamente, generadoras de nuevos conflictos. Ojalá tuvieran presente el texto de Isaías, cuando dice: «Yo soy el Señor y no hay otro… Te pongo el cinturón, aunque no me conoces, para que sepan de Oriente a Occidente que no hay otro fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay otro». ¿Cómo vives tus logros personales? ¿Qué te significa perder?
Señor, soy alguien porque Tú me has hecho grande; que esto lo sepa vivir humildemente.