Los sentimientos del profeta Jonás no son los de Dios, que quiere la salvación de aquellos pobres desvalidos: «la gran ciudad, donde hay más de ciento veinte mil personas, que no distinguen la derecha de la izquierda» (es decir, personas que no conocen la sabiduría del don de Dios). Los sentimientos de Jonás son de venganza: desea la condenación de Nínive. Jonás no entendió bien a Dios. Mírate, cuando dentro de ti la ira se apodera de ti, ¿te parece que entiendes bien Dios?
Señor, eres lento a la cólera y rico en amor.