Miqueas se pregunta: «¿Qué Dios hay como tú», Y él se responde: «capaz de perdonar el pecado, de pasar por alto la falta del resto de tu heredad? No conserva para siempre su cólera, pues le gusta la misericordia». Es tan importante conocer los propios pecados, como estar convencido de que Dios está dispuesto a perdonarlos.
Deja que hoy resuene dentro de ti: «Tú perdonas las culpas, porque amas la bondad».