El libro de Ester nos cuenta cómo ella toma conciencia del peligro que corría su vida, dice: «Ven en mi ayuda, que estoy sola y no tengo otro socorro fuera de ti, Señor, porque me acecha un gran peligro». El pecado es una forma de muerte y el pecado nos ronda. Ester se acerca al Señor, y yo, cuando me ponga delante del Señor, ¿qué le voy a decir?
Señor si estoy en pecado, perdóname; si estoy muerto, levántame; si estoy condenado, sálvame. Enséñame a amar como Tú amas.