Entre otras cosas la carta en Hebreos hoy nos dice: «¡Atención, hermanos! Que ninguno de vosotros tenga un corazón malo e incrédulo, que lo lleve a desertar del Dios vivo». En la vida espiritual el corazón malo no viene nunca de golpe: se va enfermando cuando nos vamos olvidando que, cada día, nosotros tenemos que hacer posible la misión de Jesús. Puede ser una buena medicina para curar el corazón enfermo y sin fe, mirar si hoy he hecho lo que Cristo, en mi lugar, habría hecho.
Señor, mírame, ten compasión de mí e ilumíname.
Última actualització: 12 enero 2023