Podríamos decir que este tiempo de adviento nos debe servir, no sólo para preparar nuestras vidas para recibir al Mesías, sino también para purificar nuestra concepción del Dios que estamos buscando. Hoy el profeta Isaías nos hace una descripción. Subrayamos una muestra: «Yo soy el Señor, y no hay otro… Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más. Volveos hacia mí para salvaros, confines de la tierra…»
Señor, deseo ponerme en camino, porque Tú debes ser mi guía, mi luz, mi amor. Dame el coraje de llegar a aceptar el pobre pesebre que será tu trono.