El lenguaje apocalíptico casi siempre tiene un eco de desastre y de finalización; el texto de hoy, en su primera parte no es una excepción: anuncia el hundimiento de Babilonia, la gran capital. Los comentaristas nos dicen que utilizaba la imagen de Babilonia para referirse al Imperio romano. De hecho, podemos constatar que la historia nos enseña que los grandes imperios van cayendo con el paso de los años. Pero, hoy el texto también nos trae un grito de esperanza, de ánimos: «Aleluya. La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios» Parece muy oportuno en estos tiempos de crisis económica, pero también crisis de valores que estamos viviendo. Para ti, ¿en qué consiste la salvación que proclama este texto de hoy?
Señor, hazme entender desde el corazón la última proclamación del texto de hoy: «Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero».