El profeta se lamenta: «¿Por qué me haces ver crímenes y contemplar opresiones? ¿Por qué pones ante mí destrucción y violencia, y surgen disputas y se alzan contiendas?». Y nosotros viendo nuestro mundo también podríamos decir lo mismo. ¿Hay que desanimarse? La respuesta nos la da el profeta en nombre de Dios: «el altanero no triunfará; pero el justo por su fe vivirá». El mal siempre lo podremos tener ante nosotros, pero ¿en nuestra mirada hay convicciones suficientemente fuertes para vivir en la confianza de la fe?
Señor, tú eres la fuerza de mi fe.