¿Pablo, Silvano y Timoteo podrían decirnos lo mismo que a los cristianos de Salónica: «Debemos dar continuas gracias a Dios por vosotros, hermanos? ¿Es justo que lo hagamos, porque cada vez vuestra fe es mayor y todos os preferís más unos a otros»?
Señor, que nuestra comunión no sea fingida.