Si hay un lugar para el pueblo de Israel donde mejor se manifiesta Dios es el templo y es allí donde se realizan las celebraciones más importantes. Ezequiel conoce el pecado del pueblo. Imagina un nuevo templo, pero sobre todo un culto digno de Dios. La profecía de hoy describe la reintegración de Yahvé en el templo y comienza así para explicarlo: «El ángel me condujo a la puerta oriental. Vi la gloria del Dios de Israel que venía de Oriente». Y un poco más adelante dice: «La Gloria del Señor llenaba el templo». Se podría traducir la palabra gloria, por honor. Así el honor de Dios ha sido de nuevo restablecido entre los hombres. En la comunidad de los creyentes, ¿consideras que, con nuestros actos, con el testimonio que damos de nuestra fe, manifestamos el honor, la gloria, de Dios?
Señor, perdóname si mi ejemplo deshonra tu dignidad.