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19 de agosto de 2022 Viernes XX (Ez 37, 1-14)

La profecía que nos ofrece Ezequías es muy conocida. Un campo de huesos esparcidos («estos huesos son la entera casa de Israel») que, con el aliento del espíritu de Dios, vuelven a revestirse de carne; y vuelven así a formar el pueblo. Hay que tener presente que el hueso, en lenguaje bíblico, significa la parte más profunda del ser, la más resistente. Y, por tanto, representan aquí lo mejor del pueblo. Muchos de nosotros en poco tiempo hemos pasado de tener los sentimientos que éramos muchos, a tener los de que somos muy pocos. Parece que los creyentes somos muy poco significativos en nuestra sociedad (cuatro huesos). Pero también vemos que, unos pocos, cuando a lo esencial de la fe, hacen renacer la esperanza de que no todo ha muerto. Con la imagen de los huesos: ¿qué crees que es más esencial y más profundo en la vida de fe?

Señor, yo creo, ayuda mi poca fe.