Jeremías expresa los sentimientos que produce, de una manera poética, el desamor del pueblo creyente, y recuerda que el comportamiento de Dios es semejante al de una persona que hace todo lo mejor para su amada. Y concluye: «una doble maldad ha cometido mí pueblo: me abandonaron a mí, fuente de agua viva, y se cavaron aljibes, aljibes agrietados, que no retienen el agua». Si esta imagen del agua la asociamos al desierto donde la falta de agua hace imposible la supervivencia, entenderemos que sin una fidelidad para con Dios la vida de fe se hace imposible. ¿Hoy, en qué consiste la fuente de agua vida? ¿Y qué serían las cisternas agrietadas?
Señor, deseo que mi vida no sea inútil para Ti.