A menudo, cuando nos sentimos culpables, nos viene una mentalidad contable que consiste en mirar si podemos compensar con otros hechos los errores cometidos. Pero lo que valora Dios de verdad son las actitudes del corazón; de ahí que no es de extrañar que, ante la infidelidad de Israel, el Señor diga por boca de Oseas: «Pagaremos con nuestra confesión». En mi caso, ¿qué quiere decir esto?
Señor, yo soy tuyo; tómame y guíame por tus caminos.