La imagen que nos propone el profeta es la del padre que se acerca para corregir a su hijo, y procura hacerlo con cuidado y ternura, pero el hijo se aleja. Esto le duele. Lo dice así: «Mi corazón, está perturbado, se conmueven las entrañas». Hasta aquí transmite unos sentimientos muy humanos que nos lo hace cercano y comprensible. Pero si nos quedáramos aquí tendríamos una visión de Dios parcial. El profeta nos anuncia el amor omnipotente de Dios cuando dice: «No actuaré en el ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín, porque yo soy Dios, y no hombre; santo en medio de vosotros, y no me dejo llevar por la ira». ¿Tú tienes esta visión de Dios? ¿Intentas vivir como nos enseña el amor de Dios?
Señor, que sepa acoger tu santidad dentro de mí.
Última actualització: 7 julio 2022