Amós denuncia la ambición tramposa de los ricos: «reduciendo el peso y aumentando el precio, modificando las balanzas con engaño – para comprar al indigente por plata y al pobre por un par de sandalias, para vender hasta el salvado del trigo». ¿No te parece que hoy esto todavía se hace, y que tratamos a los países pobres de esta manera? ¿Te sientes responsable? ¿Los gobernantes que has votado actúan de algún modo así? Entonces también, de algún modo, tú eres responsable.
Señor, que no me desentienda como Caín de la sangre de mi hermano Abel.