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13 de marzo de 2022 Domingo II de cuaresma (Gn 15, 5-12.17-18)

Hoy la palabra del Génesis va dirigida para quienes, creyendo, se sienten desanimados, cansados, desesperanzados, es decir, que están viviendo en una gran oscuridad. Abran, el padre de los creyentes, tiene motivos para pensar que su esperanza se había casi agotado: era viejo, su mujer Sara era estéril, y, por tanto, todo lo que tenía pasaría a manos de alguien que no fuera descendiente de él, su futuro era bien oscuro. Dios le dice que su descendencia, a pesar de su oscuridad, sería tan grande como las estrellas del cielo. «Abraham creyó al Señor, y se le contó como justicia». Y como todos sabemos, así fue. ¿Tu esperanza de creyente vive el desánimo, el cansancio, la desesperanza? A pesar de todo, ¿me fío de Dios?

Señor, ilumina mis momentos de oscuridad.