Después de adorar y orar a Dios, éste pregunta a Salomón qué es lo que desea, y Salomón dice entre otras cosas: «Concede, pues, a tu siervo, un corazón atento para juzgar a tu pueblo y discernir entre bien».
Lo que quiere Salomón yo también lo quiero; ¿tú también? Pide constantemente.