Scroll Top

30 de enero de 2022 Domingo IV de Tiempo Ordinario (Jr 1, 4-5. 17-19)

La vocación de profeta casi siempre comporta riesgo de la propia vida. Jeremías esto lo experimentó dramáticamente; por tanto no debe extrañarnos que tuviera unos sentimientos de inseguridad, y por qué no decirlo, de miedo. El Señor, como nos dice el texto, le hace oír su voz y le dice, entre otras cosas: « No les tengas miedo, o seré yo quien te intimide. Desde ahora te convierto en plaza fuerte, en columna de hierro y muralla de bronce, frente a todo el país». ¿Qué debería decirte Dios para mantener el coraje de hablar con valentía y claridad ante las situaciones de injusticia?

Con el salmista ora: Mi boca contará tu justicia.