Naamán, que se siente curado, quiere «pagar» al profeta Eliseo por haber sido liberado de la lepra. Eliseo le dice: «¡Vive el Señor ante quien sirvo, que no he de aceptar nada!» El profeta le hace entender que él sólo es un servidor, y de esta manera orienta a Naamán hacia la fe verdadera; por eso Naamán le responde: «tu servidor no ofrecerá ya holocausto ni sacrificio a otros dioses más que al Señor». Seguramente Dios por medio de alguien te ha ayudado a vivir más auténticamente tu vida y tu fe: ¿Cómo se lo has agradecido?
Señor, que mi vida exprese tu bondad.