Mira en qué consiste nuestra esperanza: «Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso». ¿Cuántas veces te has atrevido a manifestar esta esperanza en tu entorno?
Señor, gracias; sólo sé decirte esto.