Hoy, día 7 de febrero, celebramos la festividad: de san Adaucto, mártir; de san Ricardo de Inglaterra; y del beato Pío IX, papa.
Adaucto, de origen italiano, fue honrado por los emperadores, pero no dudó en oponerse a ellos para defender la fe. Murió en Frígia hacia el 305.
Ricardo, fue un alto personaje inglés (presentado tradicionalmente como rey, aunque muy probablemente no lo fue), conocido y querido por su santidad y padre de dos santos: el obispo Vilibald y la abadesa Valburga. Encontrándose en peregrinación camino hacia Roma con sus hijos, murió en Lucca (Italia), hacia el año 720.
Pío IX, es el nombre que adoptó el cardenal Giovanni Maria Mastai Ferretti, al convertirse en papá (1846-1878). Había nacido en Senigallia en 1792, en el seno de una familia noble italiana. En 1819 es ordenado sacerdote. Nombrado obispo de Spoleto y de Imola, se mostró abierto y moderno. Ya papa, con fama de ser un hombre culto, su actitud moderadamente abierta a la reforma de los Estados Pontificios, le hizo aparecer como un posible jefe del movimiento de unidad italiana.
De su magisterio cabe destacar la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, el Syllabus y la convocatoria del Concilio I del Vaticano. Tuvo especial atención al aspecto misionero, ya la Iglesia Oriental. Su papado ha sido uno de los más largos de la historia, y también uno de los que afrontó problemas más graves. Murió en Roma en 1878. Beatificado en 2000, celebramos su fiesta el día de su traspaso.