Hoy, día 6 de diciembre, celebramos la festividad de: san Nicolás, obispo; y de la santa Carme Sallés Barangueras, virgen.
Nuestro santo de hoy, Nicolás, es uno de los más populares, a lo largo de toda la historia de la cristiandad. Su devoción, originada en Oriente, al llegar al centro y norte de Europa, cogió unos rasgos peculiares, que le acabaron convirtiendo en el conocido Santa Claus nórdico. Sabemos que nació en el oeste de la Turquía actual, en la región de Licia, hacia el año 270. Hombre piadoso y caritativo, fue elegido obispo de Mira, localidad cercana a su ciudad natal, donde ejerció con toda dedicación su ministerio, hasta su muerte hacia el año 350. Como obispo, la tradición le atribuye numerosos milagros y buenas acciones. Hay indicios de que hacen pensar, que fue víctima de la persecución del emperador Diocleciano, aunque no fue ejecutado. Sin embargo, estuvo encarcelado hasta que Constantino, no publicó el edicto de Milán en el año 313, documento oficial que permitía la libertad religiosa en todo el imperio. Los restos de san Nicolás, repusieron en Mira, donde fue muy venerado. En 1087, sus reliquias fueron trasladadas a Bari, en el sur de Italia, para que no cayesen en manos de los musulmanes, lo que hizo crecer su popularidad, como san milagroro, generoso y especialmente protector de los niños. De tiempo inmemorial la escolanía de Montserrat, tiene por Patrón a san Nicolás de Bari, el cual festejan de una manera muy particular.
Carme Sallés, nació en Vic en 1848. En 1871 se trasladó a Barcelona, para hacer entrada como novicia a las Adoratrices del Santísimo Sacramento. Un tiempo más tarde, ingresará en las Dominicas de la Anunciata. Con el mismo ideal en 1892, abandonó la congregación y se trasladó a Madrid, donde Carme, fundará el Instituto de las Religiosas Concepcionistas Misioneras de la enseñanza. Poco antes de su muerte en Madrid en 1911, pudo ver cómo recibían la aprobación del Vaticano. Se proclamó su santidad en 2012.