Hoy, día 5 de diciembre, celebramos la festividad de: san Sabes, abad; y la de san Dalmau, obispo y mártir.
Sabes, nacido en Capadocia, se trasladó al desierto de Judá donde, con la fundación del monasterio que después llevaría su nombre situado entre Jerusalén y el Mar Muerto, se convirtió en uno de los principales organizadores del monaquismo en Palestina, en el siglo VI. Murió en el año 532 y su obra y su culto, tuvieron gran difusión en Roma, cuando algunos de sus discípulos llegaron huyendo de Tierra Santa por las invasiones de los persas y árabes en el siglo VII. La actual iglesia romana de San Sabes, tiene su origen en la llegada de estos discípulos.
Dalmau nació posiblemente en el norte de Italia en el siglo III. Fue un chico formado en la religión pagana que se convirtió en el cristianismo. Fue un gran predicador, recorrió parte de Italia y buena parte de Francia, evangelizando a los paganos. Gracias a su don de oratoria ya su fervor religioso, fue elegido obispo de la ciudad de Pavía, cerca de Milán, donde hizo crecer espectacularmente a la comunidad cristiana. Pero a principios del siglo IV, el imperio romano, decretó la última persecución y una de las más violentas, contra los cristianos. En ese contexto, una personalidad como el obispo Dalmau, llamaba fácilmente la atención, y no tardó en ser arrestado y ejecutado.