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5 de octubre de 2025 Domingo XXVII (Ha 1, 2-3; 3, 2-4)

El profeta se lamenta: «¿Por qué me dejáis ver estas calamidades y contemplar tantos sufrimientos? Tengo ante mis ojos devastaciones y violencias; hay peleas y se levantan discordias.» Y nosotros, al ver nuestro mundo, también podríamos decir lo mismo. ¿Debemos desanimarnos? La respuesta nos la da el profeta en nombre de Dios: «El hombre de espíritu orgulloso se sentirá inseguro, pero el justo vivirá porque ha creído.» El mal siempre lo podremos tener delante, pero ¿en nuestra mirada hay convicciones lo suficientemente fuertes para vivir con la confianza de la fe?

Señor, tú eres la fuerza de mi fe.