Pablo le dice a Timoteo: «Doy gracias a Dios, a quien sirvo, como mis antepasados, con conciencia limpia, porque te tengo siempre presente en mis oraciones noche y día». ¿Tú de quién te acuerdas cuando rezas? ¿Y das gracias a Dios?
Señor, aquel que es un nadie, yo te ruego por él; yo quiero amarle contigo.