Hoy, día 5 de junio, celebramos la festividad de:
San Bonifacio, obispo y mártir.
De familia anglosajona, fue bautizado con el nombre de Winfrido y educado en la abadía benedictina de Exeter, donde se hizo monje y llegó a ser abad. Encargado por Carlos Martel de evangelizar a los pueblos germanos y convencido de que para dar eficacia a su labor necesitaba una comisión directa del papa, se dirigió a Roma. Allí el papa le dio el nombre de Bonifacio («el que hace el bien») y lo instruyó sobre cómo introducir la doctrina cristiana y la liturgia entre los pueblos germánicos.
Hacia el año 719 emprendió una gran obra de evangelización en tierras germánicas y en los países vecinos de forma muy enérgica: allá donde iba destruía los santuarios y símbolos paganos, especialmente los árboles sagrados germánicos, y en su lugar hacía instalar cruces y altares. Fue obispo de Maguncia (Mainz) y, junto a numerosos colaboradores, fundó iglesias y monasterios por todo el centro de Europa, especialmente en el valle del Rin. Mantuvo contactos con los papas, con los francos y los anglosajones. Así, gracias a su labor, toda Francia y Germania quedaron cristianizadas y unidas a Roma.
El 5 de junio del año 754, murió junto a 52 compañeros misioneros, asesinados por los paganos mientras evangelizaba la tierra de los frisones, en la actual región de los Países Bajos.