Nehemías, que era copero del rey y que nunca estaba triste delante de él, cambia su actitud por la tristeza que llevaba en el corazón y le dice al rey: «¿Cómo no ha de estar triste mi semblante, cuando la ciudad donde se encuentran las tumbas de mis padres está destruida y sus puertas han sido devoradas por el fuego?». El testimonio de Nehemías nos debería ayudar a saber transmitir las propias convicciones y nuestro orden de valores; ahora bien, ¿cómo hago creíble mi vida para que me tomen en serio?
Señor, tu mano bondadosa me conforta..