Hoy, día 4 de diciembre, celebramos la festividad de: san Juan Damasceno, presbítero y doctor; y la de santa Bárbara, mártir.
Juan Damasceno, nacido hacia el año 650 poco después de la conquista árabe de Damasco, era de familia árabe cristiana, hijo de un alto funcionario del califa, y trabajó como su padre en la administración pública. Sin embargo, hacia el año 700 se retiró al monasterio de San Sabes de Jerusalén, donde fue ordenado presbítero y se dedicó a escribir y predicar. Devoto de la cultura bizantina, escribió en griego, y es considerado uno de los mayores teólogos orientales; destacan especialmente sus escritos durante la polémica iconoclasta, en la que defendió el culto a las imágenes. Murió hacia los cien años a mediados del siglo VIII.
Bárbara es una mártir seguramente del siglo III, que nació y murió en Nicomedia (actual Turquía), y que fue muy venerada en la Edad Media debido a la leyenda de su martirio. Según una tradición muy antigua, nos dice que era hija de Dióscor, rey de Nicomedia, quien era un pagano que odiaba a muerte a los cristianos. Cuando éste, supo de la conversión de su hija, no dudó en denunciarla ante la justicia, por impiedad hacia los dioses paganos y adhesión al cristianismo.