Hoy, día 31 de marzo, celebramos la festividad de los santos profetas Amós y Oseas; de San Guido, monje; de San Benjamín, mártir; y del beato Amadeo de Saboya.
Santos profetas Amós y Oseas, del Antiguo Testamento
Los profetas Amós y Oseas, en el siglo VIII a.C., predicaron respectivamente el rigor de los celos divinos ante las injusticias sociales y la infidelidad religiosa de Israel, y la religión del corazón inspirada en el amor de Dios. Amós es el profeta de la justicia, el hombre que sin miedo critica la injusticia de los poderosos que oprimen a los pobres.
San Guido, abad
Guido fue monje del monasterio de Pomposa, cerca de Rávena. Pronto, por sus cualidades tanto espirituales como organizativas, recibió el encargo de dirigir el cercano monasterio de San Severo, hasta que en 998 fue elegido abad de Pomposa. Durante su largo abadiato, guió a sus monjes por el camino de una vida austera centrada en la oración, el trabajo y el culto litúrgico. Se convirtió en un referente muy valorado tanto por los poderosos como por la gente sencilla. Falleció en el año 1046.
San Benjamín de Persia, diácono y mártir
Fue un diácono y mártir cristiano que murió en Persia durante la persecución de los reyes persas Isdegerd y su hijo Varanes, a raíz del incendio del «Templo del Fuego» por parte de los cristianos. Benjamín fue encarcelado durante un año, a pesar de no haber participado en el incendio. Gracias a la intercesión del emperador Teodosio, fue liberado con la condición de abstenerse de predicar, pero Benjamín continuó haciéndolo. Detenido nuevamente, no abjuró de su fe y fue torturado con la extracción de las uñas de sus manos y pies, para luego ser finalmente decapitado en el año 1424.
Beato Amadeo de Saboya
Nació en el año 1435 en Saboya, Italia. Fue el IX duque de Saboya. En el gobierno que le fue confiado, promovió todas las formas de paz y, con su ayuda y celo, apoyó las causas de los pobres, viudas y huérfanos. Falleció en el año 1472 a la edad de 37 años y fue beatificado dos siglos más tarde.