La imagen que hoy se nos propone es el traje de un guerrero. Lo dice así: «Poneos las armas de Dios». Y más adelante concreta en qué consiste: ceñirse con la verdad; protegerse con la coraza de la justicia; el escudo de la fe; en la cabeza, el casco de la salvación; en la mano, la espada del Espíritu. La descripción de este guerrero puede que no dé miedo, pero tiene todas las cosas que le harán ganar la vida espiritual. ¿La quieres ganar? Fíjate bien: ¿qué necesitas?
Señor, que siempre busque con vigor la fuerza invisible de Tu poder.