Hoy, día 30 de junio, celebramos la festividad de los santos protomártires de la Iglesia de Roma y la de san Marcial, obispo y mártir.
Santos protomártires de la Iglesia de Roma
Al día siguiente de la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, se recuerda en una única celebración a los cristianos de Roma que Nerón hizo ejecutar después de culparlos del incendio de la ciudad en julio del año 64, incendio que probablemente el mismo emperador había provocado, ya que, según Cornelio Tácito: “los oficiales de Nerón recorrían la ciudad incendiándola”.
No conocemos sus nombres ni cuántos eran, pero el mismo Tácito afirma que eran “una multitud inmensa”. Son un admirable testimonio de la fe de los primeros tiempos: “las víctimas eran reservadas para una fiesta. Por la mañana, los condenados, cubiertos con pieles de bestias salvajes, bajaban a la arena, donde los perros los despedazaban; a otros los crucificaban; muchos más, atados a postes y revestidos con túnicas empapadas de aceite, pez o resina, servían de antorchas durante los festejos nocturnos”. La persecución duró hasta el año 67.
San Marcial de Limoges, obispo y mártir
Según Gregorio de Tours, san Marcial habría llegado a la Galia enviado por la autoridad de Roma para evangelizar la región del Lemosín. Fundó allí la sede episcopal de Limoges en el siglo III, donde fue el primer obispo. Murió hacia el año 250. Fue enterrado en la ciudad romana y su tumba se convirtió en lugar de peregrinación, instalándose en el siglo IX la abadía benedictina de San Marcial.
Existen numerosas leyendas, la mayoría sin fundamento, en las que se le atribuyen multitud de milagros: como la resurrección de muertos al tocarlos con una vara recibida de san Pedro, o el caso de santa Valeria de Limoges, que, una vez decapitada, habría recogido su cabeza y la habría llevado hasta san Marcial.