Hoy, día 3 de febrero, celebramos la festividad de san Blas, obispo y mártir; de san Anscario (o Óscar), obispo; de Santa Claudina Thévenet, virgen; y la de Simeón y Ana, profetas.
San Blas fue, según la tradición, obispo de Sebaste, en la provincia romana de Armenia, alrededor del año 300. Es un supuesto mártir de la persecución de Licinio (316). Su culto se extendió en Occidente a partir del siglo XI y tiene una gran popularidad.
San Anscario (o Óscar), el llamado “apóstol del norte de Europa“, nació en Francia en el año 801. Monje de Corbie, predicó la fe en Dinamarca y en Suecia. Fue el primer obispo de Hamburgo y legado pontificio para los Reinos del Norte. Apóstol por su acción exterior, fue monje por su vida interior. Murió el 3 de febrero de 865.
Claudina Thévenet nació en Lyon en el año 1774, en una familia cristiana y acomodada, que no escapó al sufrimiento y las convulsiones de la Revolución Francesa. Pronto destacó por su dedicación a los necesitados, especialmente a las jóvenes huérfanas. Animada por el sacerdote André Coindre, en 1818 fundó una asociación que con el tiempo se convirtió en la Congregación de religiosas de Jesús-María, dedicada a crear residencias y escuelas para niñas sin recursos. Claudina Thévenet, que como religiosa tomó el nombre de María de San Ignacio, consiguió abrir varias casas en toda Francia, que más tarde también se expandieron a otros países de Europa. La fundadora murió en 1837. Su canonización fue celebrada en 1993.
Al día siguiente de la Presentación del Señor, recordamos a los dos personajes, Simeón y Ana, que lo reciben en el templo y que se convierten en el símbolo de Israel, que esperaba con un corazón puro y confianza en Dios; la llegada de aquel que debía traer la redención y el consuelo a su pueblo, y que debía convertirse en la luz de todas las naciones. Simeón y Ana, un hombre y una mujer ancianos, representan el “resto de Israel” del que hablaban los profetas, aquel Israel que Dios eligió para realizar y anunciar el proyecto de amor y justicia que Él quería para toda la humanidad.