Hoy, día 3 de mayo, celebramos la festividad de san Felipe y san Santiago, apóstoles; y de la beata Emilia Bicchieri, virgen.
San Felipe y san Santiago el Menor, apóstoles
Forman parte de los Doce Apóstoles elegidos por Jesús. Se los recuerda el mismo día porque sus reliquias fueron trasladadas simultáneamente a Roma en el siglo VI y veneradas en la Basílica de los Santos Doce Apóstoles de Roma, inicialmente dedicada solo a ellos dos. Esta Basílica fue consagrada el 1 de mayo del año 570, pero al instituirse en 1955 la fiesta de san José obrero, la celebración cambió de fecha y actualmente se conmemora el 3 de mayo.
Felipe nació en Betsaida y, como Pedro y Andrés, había sido discípulo de Juan el Bautista; el cuarto Evangelio pone en su boca la petición: «Señor, muéstranos al Padre». Según algunos textos apócrifos, después de Pentecostés y de la muerte de Santiago, fue a evangelizar Frigia, en el centro de la actual Turquía, donde finalmente fue crucificado. Iconográficamente suele representarse con una cruz latina.
Respecto a Santiago, la tradición y la liturgia romanas lo identifican con el llamado Santiago el Menor, a quien san Pablo llama «hermano del Señor» (pariente cercano), y que fue el primer líder de la Iglesia de Jerusalén. Es considerado el autor de la primera de las epístolas denominadas católicas del Nuevo Testamento, donde afirma que “la fe sin obras es una fe muerta”. San Jerónimo lo identificó con el hijo de Alfeo o Cleofás, y hermano de Judas Tadeo. Murió como mártir, probablemente lapidado, entre los años 62 y 66. Se lo representa con un bastón y frecuentemente con un libro o un rollo en la mano.
Beata Emilia Bicchieri, virgen
Nació en 1238 en Vercelli, en la región del Piamonte, Italia. Huérfana de madre desde muy joven, no quiso ceder a los deseos de su padre que quería casarla, y logró de él la construcción de un monasterio, el primero de la orden regular de Terciarias Dominicas: el monasterio de Santa Margarita. Elegida priora contra su voluntad, gobernó con tacto y sabiduría, repitiendo a menudo la frase: “hacer todo solo por Dios”. Eran frecuentes sus éxtasis místicos y visiones de Dios. Tuvo siempre una gran devoción a la Eucaristía, a la Pasión de Nuestro Señor y a la Virgen María. Murió el 3 de mayo del año 1314 y fue beatificada en 1769.