Hoy, día 3 de junio, celebramos la festividad de:
San Carlos Lwanga y compañeros, mártires.
La sociedad de los Padres Blancos impulsó la primitiva comunidad cristiana de Uganda. Entre los años 1885 y 1887, el rey Mwanga de Uganda ordenó la muerte de un centenar de cristianos, tanto católicos como anglicanos. Entre ellos destacan Carlos Lwanga y veintiún compañeros, algunos de ellos pajes de la corte, que fueron asesinados tras una larga caminata de ocho días, durante la cual algunos murieron por lanzazos y otros colgados de los árboles.
Finalmente, Carlos y otros compañeros llegaron exhaustos a la colina de Namugongo un 3 de junio de 1886, donde, sin dejar de rezar, fueron quemados vivos. Carlos animaba a su compañero de solo catorce años diciéndole: “Te tomaré de la mano. Si hemos de morir por Cristo, moriremos juntos, tomados de la mano”. Y sus últimas palabras en la hoguera fueron: “Katonda Wattu”, es decir, “Dios mío”.
Son los primeros mártires de África negra, que murieron por mantenerse fieles a la fe cristiana y no ceder ante las pretensiones del rey. Fueron canonizados en 1964 durante el Concilio Vaticano II. La Iglesia de Uganda creció y se fortaleció regada por la sangre de los mártires, y hoy en día la mayoría de la población ugandesa es cristiana.