Ageo pone en boca de Dios la queja de que mientras el pueblo vive bien (palacios artesonados), el templo está en ruinas. Quizás a nosotros nos puede pasar algo parecido; vivimos cómodamente y no nos damos cuenta de que hay tantos hombres y mujeres que son templo de Dios y viven en una situación lamentable. ¿Cómo colaboramos para que los hombres vivan dignamente?
Señor, ábreme los ojos y el corazón para poder ver las necesidades de los demás.