Hoy, día 28 de noviembre, celebramos la festividad de: san Esteban el Joven, mártir; y santa Catalina Labouré, religiosa.
San Esteban el Joven, monje y mártir
En los siglos VIII y IX tuvo lugar en el Imperio bizantino la denominada crisis iconoclasta, que prohibió las imágenes religiosas (iconos) por considerarlas idolatría. A pesar de que los monjes y gran parte del pueblo eran iconófilos, el fervor iconoclasta condujo a la destrucción de iconos y frescos en iglesias y monasterios, así como al exilio, tortura y ejecución de monjes y clérigos que defendían los iconos. En 764, bajo el emperador Constantino V Coprónimo, tuvo lugar uno de los momentos más álgidos de esta persecución en Constantinopla, que llevó al martirio de nuestro santo junto con cientos de monjes, por haber defendido la veneración de las santas imágenes, ya que consideraban que estas eran ventanas para honrar a Dios y a los santos, recordando sus figuras y como consecuencia de la encarnación de Cristo, que se hizo hombre visible y tangible, y por tanto legítimo de ser representado.
Santa Catalina Labouré, religiosa
Nace el 2 de mayo de 1806 en Fain-lès-Moutiers, Francia. Llevó una vida sencilla y pobre hasta los veinticuatro años, cuando abrazó una intensa vida religiosa en el convento de las Hijas de la Caridad en París. Ese mismo año, con fecha 27 de noviembre de 1830, recibió la aparición de la Virgen que le encomendó difundir una oración y una medalla dedicadas a su concepción inmaculada: será la llamada “Medalla Milagrosa”. El resto de su vida, Catalina se dedicó plenamente a la atención de los pobres, enfermos y desamparados, a la oración tranquila y confiada hasta su muerte ocurrida en París en 1876. Fue proclamada santa en 1947.

