La mentalidad de Abram le decía que lo que más debía valorar era tener descendencia de su esposa, pero constata que «un criado de casa me heredará». Así lo dice al Señor. Pero: «La palabra del Señor le respondió: – No te heredará ése, sino uno salido de tus entrañas… (Y el texto comenta), «Abrán creyó al Señor y se le contó como justicia». La propuesta de hoy es la de reflexionar cómo nos tomamos, como creemos, la palabra de Dios, porque Dios nos toma en serio como Abram.
Señor, que siempre tenga la paciencia de saberte esperar.