Hoy, día 27 de octubre, celebramos la festividad de San Frumencio, obispo; y la de los santos Vicente, Sabina y Cristeta, compañeros mártires.
Frumencio es venerado como evangelizador y apóstol de Etiopía. Según la tradición, era natural de Tiro, en Fenicia, y en un viaje de regreso de la India, llegó a Etiopía, donde se ganó el favor del rey y trabajó por la difusión del evangelio. De regreso a su país, pasó por Alejandría, donde San Atanasio lo ordenó obispo y le pidió que volviera a Etiopía para consolidar la fe. Él lo hizo, dedicándose a la evangelización del país, donde murió en el año 380.
Vicente, Sabina y Cristeta eran tres jóvenes de Talavera de la Reina, que en el año 304, huyendo de la persecución de Diocleciano, fueron detenidos en Ávila, donde confesaron su fe en Cristo, motivo por el cual fueron ejecutados. Sobre lo que fue su sepulcro, se levanta hoy en Ávila la magnífica basílica románica de San Vicente.