Esdras reconoce que en el exilio vivían en una situación de esclavitud, pero se da cuenta de que Dios no les ha abandonado. Podemos tener la sensación de que vivimos en una situación de ausencia de Dios o de valores religiosos a nuestro alrededor, pero conservar esta esperanza, de que Dios no nos abandona, puede ser vital para nuestras actitudes de fe, porque, tal vez, sin darnos cuenta, nos dejaríamos llevar.
Señor, hazme sentir siempre tu compañía.