Después de la Ascensión, el libro de los Hechos nos dice que: «Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y Maria, la madre de Jesús, y con sus hermanos». ¿Eres consciente de que lo mejor de la oración es vivir con el mismo espíritu que los apóstoles y María, es decir, todos y unánimemente?
María, Madre, recuérdamelo siempre, cuando yo ore: que esté contigo y con todos.