Hoy, día 26 de junio, celebramos la festividad de san Pelayo, mártir; y de san Josemaría Escrivá de Balaguer, presbítero.
San Pelayo (o Pelagio), mártir
Era un niño gallego nacido hacia el año 910. A los diez años fue llevado como rehén a Córdoba, junto con su tío Hermigio, obispo de Tuy. Se pudo pagar el rescate del obispo, pero el joven Pelayo nunca fue liberado. Allí, cuando tenía catorce años, no quiso ceder a las pretensiones del califa Abderramán III de convertirse al islam, y parece que el califa también se sintió atraído por la esbelta figura del adolescente, al que Pelayo rechazó rotundamente:
“Sí, oh rey, soy cristiano. Lo he sido y lo seré por la gracia de Dios. Todas tus riquezas no tienen ningún valor. No pienses que por cosas tan pasajeras renegaré de Cristo, que es mi Señor y el tuyo, aunque tú no lo quieras.”
Finalmente, san Pelayo murió cruelmente martirizado por desmembramiento hacia el año 925. Sus restos fueron llevados a León y luego a Oviedo, donde actualmente se veneran en el monasterio benedictino que lleva su nombre. Reliquias suyas también se veneran desde antiguo en el monasterio benedictino de San Pelayo de Antealtares de Santiago de Compostela.
San Josemaría Escrivá de Balaguer, presbítero
Nacido en Barbastro en 1902, después de pasar un tiempo en el seminario de Logroño, fue ordenado sacerdote en Zaragoza en 1925. Ejerció el ministerio pastoral en ambientes rurales, obreros y universitarios. Fue profesor de filosofía, ética profesional y derecho romano en Zaragoza y en Madrid.
Como él mismo relata, el 2 de octubre de 1928, día de los santos Ángeles, experimentó una inspiración divina que lo llevó a fundar en Madrid el Opus Dei:
“Tenía veintiséis años, la gracia de Dios y buen humor. Nada más. Comprendí que debía fundar el Opus Dei.”
Fue su presidente general, con el objetivo de promover la santificación de las personas en la vida cotidiana, subrayando el valor del trabajo como medio de santificación personal y de apostolado.
Después de la Segunda Guerra Mundial, una vez instalado definitivamente en Roma, el Opus Dei se fue extendiendo rápidamente por todo el mundo. Es autor de obras de espiritualidad, entre las cuales destacan Camino (1939) y Vía Crucis, obra póstuma (1981). Murió en Roma en 1975. En el año 2002 fue canonizado.