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23 de septiembre de 2025 San Pío de Pietrelcina, santa Tecla y san Lino

Hoy, día 23 de septiembre, celebramos: la festividad de san Pío de Pietrelcina, presbítero; de santa Tecla, virgen y mártir; y la de san Lino, papa y mártir.

San Pío de Pietrelcina, presbítero

Francesco Forgione nació en el pueblo de Pietrelcina, en la región de Nápoles, en mayo de 1887. Hijo de una modesta familia campesina, desde pequeño sufrió problemas de salud. A los 15 años ingresó en el noviciado de los Padres Capuchinos, en la ciudad de Morcone, y recibió formación en la escuela espiritual de san Francisco de Asís, donde cambió su nombre por el de Pío de Pietrelcina. En 1910 fue ordenado sacerdote. En 1918, mientras rezaba ante un Crucifijo, le aparecieron las llagas de Nuestro Señor, que permanecieron abiertas y visibles hasta su muerte:
“Al contemplar la cruz sobre los hombros de Jesús, me siento cada vez más fuerte y saboreo una santa alegría (…). Todo lo que sufrió Jesús en su pasión, lo padezco yo también, en lo que es posible para una criatura humana”.
Este capuchino pasó su vida religiosa en el convento de San Giovanni Rotondo, donde ejerció el ministerio en medio de grandes dones carismáticos y también de sospechas por parte de las autoridades eclesiásticas. Ya en vida, su irradiación se hizo internacional, gracias a los grupos de oración y a un centro asistencial que fundó. El 23 de septiembre de 1968 entregó su alma al Señor, a la edad de 81 años. Su canonización fue proclamada en 2002.

Santa Tecla, virgen y mártir

Nació en el siglo I en Iconio, en la actual Turquía. Su nombre procede del griego Theos-Kleos, «gloria de Dios». La tradición presenta a Tecla como una cristiana convertida por el apóstol Pablo en uno de sus viajes misioneros, y más adelante como su colaboradora en el anuncio del evangelio. Tras ser salvada milagrosamente de una tormenta y de ser quemada en una hoguera, regresó a su tierra y vivió como anacoreta hasta que el Señor la llamó en edad avanzada. Esta vinculación con san Pablo hace que Tecla sea especialmente venerada en lugares relacionados con la presencia del apóstol, como Chipre, Colonia, Milán y Tarragona, de donde es patrona de la ciudad.
Su culto tuvo gran difusión ya en el siglo II, a partir de la obra apócrifa «Hechos de Pablo y Tecla». En ella se narra cómo fue condenada a las fieras y cómo estas (leones, focas, osos, toros…) no quisieron hacerle daño, sino que la protegieron de sus verdugos:
“Yo soy sierva del Dios vivo; lo que ocurre a mi alrededor es porque he creído en aquel en quien Dios se ha complacido, que es su Hijo; por eso no me ha tocado ninguna de las fieras”.
En el año 1319 llegó a Tarragona el supuesto brazo de la santa, que emergió de la tierra para bendecir y perdonar a sus perseguidores.

San Lino, papa y mártir

En el siglo I d.C., fue el primer sucesor de Pedro al frente de la Iglesia de Roma, según atestiguan las listas más antiguas de los obispos romanos. El apóstol san Pablo lo recuerda como su compañero. La tradición dice que gobernó la sede romana durante once o doce años, comenzando a organizar la Iglesia naciente, y que murió mártir. Fue sepultado, tras el martirio, junto a la tumba del Apóstol.

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