¿Te crees eso que afirma el comienzo de la lectura de hoy cuando dice: «El Señor es juez, y para él no cuenta el prestigio de las personas. Para él no hay acepción de personas en perjuicio del pobre, sino que escucha la oración del oprimido»? ¿Cómo se lo demostrarías a una persona que sea escéptica?
Señor, tú estás cerca de los que sufren: que yo sea instrumento de tu consuelo.