Hoy, día 22 de septiembre, celebramos la festividad de san Mauricio, y sus compañeros, mártires.
Una tradición del siglo V habla del martirio, de un gran número de miembros de una legión romana reclutada en Tebaida. A medida que el imperio romano iba extendiéndose más y más, también crecía la necesidad de alistar más soldados para poder defender sus fronteras. Se calcula que a finales del siglo cuarto las tropas romanas alcanzaban la cifra de quinientos mil soldados.
Mauricio, siempre según la leyenda, sería el oficial que estaba frente a esta legión romana procedente de Tebas, en Egipto, y que se encontraba destinada a la actual Suiza. Tanto él como sus soldados cristianos, se retiraron de unos rituales idolátricos, que el resto de la tropa practicaba para ganarse el favor de los dioses, antes de una batalla contra los galos. El emperador Maximiano en persona le ordenó asistir, pero al negarse, Mauricio y gran parte de los soldados fueron ejecutados allí mismo.