Los jefes del país de Judá piden al rey un cambio; y esto les lleva a abandonar la casa de Jehová y «sirvieron a los cipos y a los ídolos». El espíritu del profeta Zacarías se levanta contra esta situación y es asesinado. Y el relato nos cuenta cómo entra la decadencia en las costumbres del pueblo. El deseo de cambio casi es connatural en cada generación, pero cabe preguntarse por qué queremos cambiar, y en qué.
Señor, que mi deseo de cambio sea siempre para servirte y no para servirme.