Hoy, día 21 de enero, celebramos: la festividad de santa Inés, virgen y mártir; de san Fructuoso, obispo y mártir, junto con los santos diáconos Augurio, y Eulogio, mártires; y la de san Meinrad, ermitaño.
Santa Inés nació a finales del siglo III en Roma. Hija de una familia patriacia y de creencias firmes cristianas, la joven romana Inés, murió a doce años, cuando se ofreció espontáneamente durante la persecución de Diocleciano (año 305). Este hecho, que reportan san Ambrosio, san Damas o Prudencio fue pronto ampliado por leyendas, que explican el porqué del apego con que la Iglesia de Roma, siempre ha rodeado el recuerdo de Inés. Y ya en la edad media, la Leyenda áurea de Jaime de Voragine, recogía y ampliaba los hechos que rodearon la muerte de esta santa. En Cataluña debido a la fiesta de san Fructuoso, su memoria litúrgica se traslada al día 22.
San Fructuoso, fue obispo de Tarragona a mediados del siglo III. San Augurio y san Eulogio fueron sus diáconos. El valor de las actas de su martirio la única fuente biográfica que poseemos de ellos y primer testimonio, del cristianismo en nuestra tierra hace a los mártires más famosos del Principado. Murieron quemados en Tarragona, el día de hoy del año 259, durante el imperio de Valeriano y Galeno, que persiguieron especialmente a los dirigentes de la comunidad cristiana. San Agustín y Prudencio ya se hacen eco, de la veneración que pronto adquiriremos. El testimonio de su profunda fe y su amor por toda la iglesia fue muy conocido y difundido en todo el mundo cristiano.
San Meinrad, del monasterio de Reichenau, en el siglo IX, enseñaba la gramática que introducía en el estudio de la Biblia. Mandó vida eremítica en el lugar donde con el tiempo, se levantaría el monasterio de Einsiedeln.