Hoy, 21 de mayo, celebramos la festividad de san Cristóbal Magallanes y sus compañeros mártires; y la de san Hospicio, ermitaño.
San Cristóbal Magallanes y compañeros mártires
En mayo de 1927 fueron asesinados veintidós sacerdotes y tres laicos por su condición cristiana. Fueron canonizados en el año 2000.
A lo largo del siglo XX, el catolicismo mexicano sufrió diversas etapas de represión y persecución, especialmente duras en el primer tercio del siglo. Se suspendió el culto público en todas las iglesias, se humilló al clero, se expulsó a los sacerdotes extranjeros, se ilegalizaron las escuelas de inspiración católica, se abolieron muchas obras de caridad, etc. La situación degeneró en un gran número de muertos y exiliados, y en levantamientos populares de defensa, como la revuelta de los “cristeros” en el año 1927, protagonizada sobre todo por fieles que quisieron defender a toda costa su libertad religiosa. Sin embargo, la mayoría de los sacerdotes no apoyaron la lucha armada, pero tampoco abandonaron a su pueblo.
Cristóbal Magallanes era un párroco que ofreció su parroquia para establecer en ella el seminario de Guadalajara, donde formó, con abundantes frutos, a los clérigos. Cuando el movimiento “cristero” se extendió, él no se adhirió, rechazando categóricamente la violencia, pero no abandonó a su pueblo. Por ello fue detenido, acusado de apoyar la rebelión, pero en realidad condenado a muerte por el hecho de ser sacerdote. Murió fusilado, pidiendo a Dios que su sangre sirviera para la unión de sus hermanos mexicanos:
“No se preocupen hermanos, sólo un momento y luego al cielo. Muero inocente y le pido a Dios que mi sangre sirva para la unión de mis hermanos mexicanos”.
San Hospicio de Niza, ermitaño
Fue un solitario del siglo VI, originario de Egipto y establecido cerca de Niza. Según la leyenda, era un ermitaño cargado de cadenas y atado en el interior de una torre, alimentándose solo de pan y hierbas. Predijo una invasión de los lombardos si la Galia no hacía penitencia. Cuando la invasión se hizo efectiva, se dedicó a predicar la fe entre los recién llegados, siempre encadenado dentro de su torre.