El libro de los Números nos presenta hoy la queja del pueblo de Israel por causa de su sed. Y el Señor sacia la sed del pueblo. Quizás nosotros no tenemos una sed material, pero, ¿y el deseo de Dios?
Señor, me atrevo a pedirte dos cosas: no perder nunca el deseo de tu amor, y poder conocer y disfrutar de la fuente de tu amor.