El relato de hoy nos hace ver que, desde las primeras comunidades cristianas, siempre ha habido quien ha querido imponer unas costumbres que no son esenciales para vivir la fer, pero que para algunas personas, por su formación y su historia, les ha sido muy provechoso; pero qua para otros se convierten en perturbadores e inquietan los espíritus. Hay que saber discernir. Hay un encuentro para que cada uno pueda exponer su parecer, y también hay un escrito en el que en un momento dado dice: «es que el Espíritu Santo y nosotros hemos creído que debíamos imponer ninguna otra carga que estos indispensables…». ¿Cómo saber cuándo nuestras opiniones son inspiradas por el Espíritu Santo?
Señor, quiero hacer tu voluntad y que lo sepa vivir libremente, gozosamente.