Se acaba sí el relato de hoy de los Hechos de los Apóstoles: «Los convertidos de nuevo vivían felices, llenos de alegría y del Espíritu Santo». ¿Vivo feliz? ¿Hay alegría en mi corazón?
Señor, que la rutina diaria no me haga olvidar que Tú has muerto y resucitado para mí, y para mis hermanos.